Llegas, te encierras, lloras.
Al día siguiente; llegas, te encierras, lloras.
Al próximo; llegas, te encierras, lloras.
Y así construyes la rutina que teje y controla tu vida.
Ya todo te parece un ataque, una traición, una intención oculta.
No haces casi apenas cosas por los demás, sólo miras el trasfondo de si piensan usarlo para herirte.
No confías en ellos. Piensas que sólo te quieren para algo determinado. Un uso. Después de usarte, te tirarán.
Una colilla. Aprovecharán tu humo, luego serás sólo restos de un esqueleto pisoteados en el asfalto de una calle cualquiera.
Barrios altos, barrios bajos, qué más da. Si te consideras una basura, para ti lo seguirás siendo.
Puedes tener oro, amigos, familia.... lo que sea. Y sentirte desgraciada. Por qué..... si tienes demasiados motivos para estar maravillosamente bien y apenas unos pocos para estar mal.
Pues sólo esa sencilla afirmación te hunde ya.
Y piensas.... joder..... qué egoísta soy..... que hay gente mil veces peor que yo y con los suficientes cojones para callárselo todo.... puta cobarde que tiene que ir predicando todo.... qué asco....
Y claro, tras esa corriente de auto-mutilamiento, pues como no, llegan las bellísimas y amigables ganas de matarte.
Vamos, chicos. Abramos cajones, busquemos cuchillas, tijeras de punta, lo que sea. Hagamos surcos en nuestros brazos y muñecas.
Y empiezas a contar....
1- por mis padres.
2- por la gente.
3- por mi novio.
4- por esta chavala.
5- por mi fracaso.
6- por mi peso.
7- por mi imagen.
8- por ser así.
9- por.... todo.
10- uno más venga.
Y no siempre en ese orden de "preferencia" y mucho menos, acabas en ese número limitado.
No, no, no.
Y claro, cuando empapas el papel dices.... ostia tú. Me he pasado.
Y no para.... y no para.....y sigue sin parar.
Y te mareas. Y llamas a tu novio o a tu mejor amiga.
Y lloras. Y te despides. Y, sólo a veces, intentas tapar esos cortes sólo para volver a intentar comprobar si el flujo para.
Otras veces no. Otras veces sigues.
Y si cuela que para, pues oye. Mañana nos vemos.
Parece ser que a mí me pararon muchas veces. El problema llega cuando tú no haces nada tampoco por intentar que te paren. O pararte tú.
No es una puta solución. Te quitará libertades. Te dará asco. Te bajará la autoestima y aún mejor, querrás repetirlo ya sin motivos siquiera. Por el puro placer de sentirte viva.
Y no es forma. No lo es.
Pedid ayuda. Seréis más valientes si lo hacéis que si os cortáis y os dejáis morir.
Le habéis echado más huevos a la vida y al destino agachando las orejas y pidiendo ayuda que permitiendo que unas rajas de mierda acaben con vosotros.
Podemos hacer algo grande en un futuro. Podemos ser alguien.
NO OS QUITÉIS OPORTUNIDADES.
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