Sergio.

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domingo, 28 de febrero de 2016

Por fin fueron libres.

Ella ya no es la misma.
Tiene miedo.
Se siente atrapada. Cansada.
Vuelve a soñar con el dolor. Con la paz que le aportaba la sobredosis de pastillas.
Quiere ser delgada. Quiere ser buena para todos. Quiere que la quieran. Quiere dejar de sentirse un estorbo. Quiere dejar de pensar que no vale para nada.

Hasta que llego a su límite. Esa noche, mientras sus padres dormían y su novio también, ya que ella le hizo irse antes a la cama, decidió hacerlo.

Fue a la terraza, abrió el cajón de las herramientas de su padre y, rebuscando, sacó un paquetito de cuchillas.
'Stanley' , de nuevo él.

Fue a su habitación, se sentó contra la puerta, se remangó su brazo izquierdo y empezó a mirar las marcas antiguas, que apenas se veían ya.

Llorando, comenzó a deslizar la hoja por su muñeca, para ir subiendo hasta el doblez interior del codo.
Mordiéndose los labios para no hacer ruido, porque dolía; joder si dolía.

Según bajaba la sangre por su brazo, sentía más y más cansancio.
Pensó en él, en sus padres.... y se dijo a sí misma que, de una vez por todas, había hecho lo correcto.

Y ahí, acabó su sufrimiento y el de las personas que tenían que convivir con ella. Por fin.... libres, de nuevo.

lunes, 22 de febrero de 2016

Goodbye my lover

Yo... no sé cómo empezar a escribir esto.
Denominémoslo como una carta a la gente de mi día a día.

Querido papá... desde pequeña he intentado complacerte. Hacer que estuvieras orgulloso de mí. Notar un mínimo de gracia por algo que yo he hecho. Un pequeño reconocimiento.
Pero no... Sólo has roto mis sueños y mis regalos, además delante de mí... sin anestesia. No sé cómo explicarte lo que me ha marcado y me ha dolido esto. Me he sentido un cero a la izquierda durante más de media vida.
Pero también he de reconocer que te debo dar las gracias. Has hecho que me calle muchas cosas, que intente ser hermética. He aprendido, gracias a ti, que no puedo ser débil, que llorar delante de alguien es darle poder y que no se puede permitir. Que sólo me puedo fiar de mí misma. Y, sobretodo, que ya que mi abuela no nos cuida desde aquí, yo debo ejercer ese papel con mi madre y mi abuelo. He de ser fuerte contra viento y marea. He aprendido a no derrumbarme en público, a saber esconder los dolores físicos y del alma.

Querida mamá....
Lo siento tanto.... he sido un fracaso en muchos sentidos. Ojalá hubiera podido darte más felicidad y te hubiera podido restar esas horas que pasaste en vela por mi culpa. Siento que te he consumido.
Siempre has sido la única que, verdaderamente, ha estado ahí. Y te quiero. No puedo concebir una vida sin ti a mi lado.... y por eso mismo debo protegerte de aquello en lo que me he convertido.
No me verás los cortes. No me verás llorar. No verás las depresiones y bajones; mis ganas de morir y de matarme. No puedo permitirlo.
Eres un haz de luz en medio de esta basura y oscuridad. Sigo aquí por ti, en gran medida...
Te quiero mamá.

Yayo.... eres mi hombrecito. Siempre lo fuiste. Mi segundo padre. El que me ha criado y me ha llevado por más de medio Madrid. El que me ha contado batallitas de su Jaén... aquel que ha perdido mucho tiempo en mí.
Y puedo jurar que mataré sólo por oír tu risa. Que si te veo llorar, me quemo por dentro. Que nunca te dirigí, te he dirigido o te dirigiré una mala palabra; no a ti. Eres mi pequeño tesoro. Eres la pureza en este horrible y asqueroso mundo.
Tú y la yaya fuisteis los únicos que creísteis en mí... y soy tal y como soy, así, gracias a los dos.
Os quiero...Dios mío...

A mis tíos... gracias por desviviros por mí. Me habéis tratado como a una hija más. Me habéis dado todo lo que podíais y más. Y no tengo palabras. No he sabido agradecerlo. No he sabido haceros felices.
Lo siento muchísimo.
Os quiero.
Por favor, vivid. Disfrutad. Sin ataduras. Por mí.

A mis 'amigos'. No sé qué habéis visto en mí, que seguís a mi lado y no habéis puesto pies en polvorosa. Me habéis sacado de muchas. Lo siento si a veces soy muy cerrada y no os cuento cosas... no me quiero fiar de nadie, no quiero daros el poder de luego hundirme.
Os quiero.

A Sergio... qué decir de él.... que lo amo. Que es mi puta alma gemela. Que sabe más de mí que yo. Que me destruye muchas veces sin darse cuenta.
No se merece un desastre como yo; alguien que no sabe olvidar, que no sabe poner punto y final a los asuntos..... una chica depresiva, suicida, con trastornos mentales... lo siento Sergio. De verdad. Gracias por haber sacado lo bueno que había escondido.
Espero que mi aparición en tu vida haya servido de algo.
Te mereces lo mejor. Y ojalá lo tengas algún día.
Te amo y te amaré; esté donde esté, viva o muerta; hayamos separado nuestros caminos o no; da igual .... yo te amaré siempre. Kunai.

En verdad.... es una carta con complejo de despedida. No me voy a ir ya. Tranquilidad.
Sólo necesitaba plasmar esto.
Gracias.

Avisos

Deberías tener miedo. Mejor dicho, deberías tenerme miedo.
Cuando una persona rota recibe un palo, se envenena.
Ya no hago llamadas de auxilio. Ya no escribo pidiendo ayuda. Simplemente espero a que llegue un bajón más.

Ya no tengo cuchilla. Pero siempre puede comprarse. Ya sabes. Guardadita en ese bolsillo interior con cremallera. Esperando para ser usada. Esperando a que te derrumbes, te encierres y la permitas abrir tu piel. Con avaricia.

Y sabes que el problema llega, cuando lo único que haces es esperar que llegue ese bajón.

sábado, 20 de febrero de 2016

:))

Me he vuelto más fría. No me vale de nada contarle a alguien mis cosas. Lo único que saco a cambio es 'anda ya, imbécil. Eso son tonterías.'
Para mí no lo son ¿De acuerdo?
Son momentos de jodida debilidad. Y si crees que no es para tanto y, cuando pido ayuda no te crees que sea grave, estás muy equivocado.
A lo mejor el día que me mate te darás cuenta de que sí que necesité ayuda.
Pero eh, que tú decías que no era para tanto :)).

lunes, 8 de febrero de 2016

Reflexiones

Tengo mucho que decir y muy pocas personas que realmente me quieran escuchar.
He tenido muchos días para pensar. Y he llegado a varias conclusiones.

1°—Hay personas que sufren mucho. Porque son así. Porque se involucran demasiado en los asuntos de los demás.
Es tan sencillo de entender como que no podemos soportar ver a alguien cercano, y ya mucho menos si es un ser querido, pasarlo mal. Es superior. Intentas hacer todo lo posible para que esa persona salga de esa.
Te ofreces. Le das tu apoyo. Tu ayuda. Tu tiempo. Le aseguras que serás el primero en estar ahí, las 24 horas de tu día. Te desvives por ayudar.
Y claro, esa persona pues lo aprovecha.  Normal.
Pero eh. Luego llega el momento en el cuál, tú eres la que lo está pasando mal. Y ahí no viene ni Dios a ayudarte. Después de que tú cargaras con mierda de todos, nadie está ahí para ti.
Me jode muchísimo eso. Que das todo por una persona, y te involucras más de lo que deberías sólo por intentar ayudar y reducir su carga, y encima luego ahí te saques tú las castañas del fuego.
Tan fácil y sencillo como que la mayoría de las personas te quieren por y para lo que les interesa. Te sueltan la mierda, y tan amigos.

En fin. Continúo.

2°—Hay otro tipo de personas que dejan de hacer cosas que amarían hacer por pasar unas míseras horas con X gente. Hay otras que, por el contrario, no.
A esto lo llamo yo la cuestión de la prioridad.
No culpo a nadie. Y lo entiendo. También admito que me encantaría ser así. Lo juro.
No sé. Soy rayante, supongo.
Consiste en ser capaz o no de dejar lo que quieres atrás y hacer lo que deseas.
También esta la verdad de que puedes ir con esas personas cuando quieras, que por una vez, no pasa nada. Y lo entiendo. Y admito que es verdad. Pero no del todo. Porque a lo mejor un día, esa gente pasa. Se va a hacer lo que no hizo en su momento y no saca tiempo para nadie más. Algo totalmente improbable en mi caso xddd

3°—Por último, y no menos importante. Distingo otros dos tipos de personas.
Aquellos que entregan primero el cuerpo y luego el alma; y aquellos que entregan primero el alma y luego el cuerpo.
He de admitir, que yo soy de las segundas.

También es cierto que, a día de hoy, podemos pagar por cualquier tipo de sexo, y no tiene mayor valor.
Pero para una persona que se avergüenza de su cuerpo, el hecho de permitir a otra persona verla desnuda, tocarla, manejarla....entrar en ella.... es mostrar toda su vulnerabilidad.

Obviamente que hay personas que se sienten orgullosas de su cuerpo, y que envidia.
Y es lo primero que entregan. El problema llega cuando deben permitir que alguien les conozca....ahí es cuando los cimientos, tiemblan.

En conclusión, yo me he entregado ya totalmente a alguien. Esa persona tiene total poder sobre mí. Sabe de todo, me predice, incluso sabe qué me pasa antes de que lo sepa yo.
Le he permitido que me vea, por dentro y por fuera, le he permitido que me vea llorar, vulnerable, desnuda en cuerpo y alma.... y joder.
Él tiene el poder de cuidarme o de destrozarme y dejarme en ruinas.
También sé que, si decide lo segundo, nadie me llegará a conocer con esa profundidad.

Vosotros ya debéis valorar si merece la pena o no dar ese poder a alguien.
Gracias por leer mis desvaríos.

lunes, 1 de febrero de 2016

.

Y ahí fue justo cuando ella cambió.
Fue en ese preciso instante en el cuál vio claro que no podía seguir así.
Que no podía pasarlo mal mientras que a los demás no les importaba.
Que no debía andar preocupándose por ellos cuando no daban ni un duro por ella.
Que ella había sufrido por su culpa. Que se lo habían hecho pasar mal.
Y le daba igual si había sido de forma consciente o no. Ella decidió devolverles la misma moneda.
Justo entonces se percató de que se dedicaría a vengarse. Se dedicaría a que sintiesen lo que ella había sentido. Que notasen el dolor. El rechazo.
Y al contrario, ella lo iba a hacer de manera consciente.

Desde ese momento, fue más seria. Más callada. Más pensativa.
Ella, que en su día fue la reina del drama, ahora lloraba en silencio.
Ella, que encontraba consuelo al contarle todo a alguien y tener su hombro para llorar, se empezó a callar todo.
Ella, que odiaba estar sola, que necesitaba a alguien, cambió radicalmente y sólo se necesitó a sí misma.

Y cuando notaron que cambió, fue tarde.
Por una vez, ella no fue la que se dio cuenta de las cosas tarde, y no pudo poner remedio.