Deberías tener miedo. Mejor dicho, deberías tenerme miedo.
Cuando una persona rota recibe un palo, se envenena.
Ya no hago llamadas de auxilio. Ya no escribo pidiendo ayuda. Simplemente espero a que llegue un bajón más.
Ya no tengo cuchilla. Pero siempre puede comprarse. Ya sabes. Guardadita en ese bolsillo interior con cremallera. Esperando para ser usada. Esperando a que te derrumbes, te encierres y la permitas abrir tu piel. Con avaricia.
Y sabes que el problema llega, cuando lo único que haces es esperar que llegue ese bajón.
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