Ella ya no es la misma.
Tiene miedo.
Se siente atrapada. Cansada.
Vuelve a soñar con el dolor. Con la paz que le aportaba la sobredosis de pastillas.
Quiere ser delgada. Quiere ser buena para todos. Quiere que la quieran. Quiere dejar de sentirse un estorbo. Quiere dejar de pensar que no vale para nada.
Hasta que llego a su límite. Esa noche, mientras sus padres dormían y su novio también, ya que ella le hizo irse antes a la cama, decidió hacerlo.
Fue a la terraza, abrió el cajón de las herramientas de su padre y, rebuscando, sacó un paquetito de cuchillas.
'Stanley' , de nuevo él.
Fue a su habitación, se sentó contra la puerta, se remangó su brazo izquierdo y empezó a mirar las marcas antiguas, que apenas se veían ya.
Llorando, comenzó a deslizar la hoja por su muñeca, para ir subiendo hasta el doblez interior del codo.
Mordiéndose los labios para no hacer ruido, porque dolía; joder si dolía.
Según bajaba la sangre por su brazo, sentía más y más cansancio.
Pensó en él, en sus padres.... y se dijo a sí misma que, de una vez por todas, había hecho lo correcto.
Y ahí, acabó su sufrimiento y el de las personas que tenían que convivir con ella. Por fin.... libres, de nuevo.
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