Tengo mucho que decir y muy pocas personas que realmente me quieran escuchar.
He tenido muchos días para pensar. Y he llegado a varias conclusiones.
1°—Hay personas que sufren mucho. Porque son así. Porque se involucran demasiado en los asuntos de los demás.
Es tan sencillo de entender como que no podemos soportar ver a alguien cercano, y ya mucho menos si es un ser querido, pasarlo mal. Es superior. Intentas hacer todo lo posible para que esa persona salga de esa.
Te ofreces. Le das tu apoyo. Tu ayuda. Tu tiempo. Le aseguras que serás el primero en estar ahí, las 24 horas de tu día. Te desvives por ayudar.
Y claro, esa persona pues lo aprovecha. Normal.
Pero eh. Luego llega el momento en el cuál, tú eres la que lo está pasando mal. Y ahí no viene ni Dios a ayudarte. Después de que tú cargaras con mierda de todos, nadie está ahí para ti.
Me jode muchísimo eso. Que das todo por una persona, y te involucras más de lo que deberías sólo por intentar ayudar y reducir su carga, y encima luego ahí te saques tú las castañas del fuego.
Tan fácil y sencillo como que la mayoría de las personas te quieren por y para lo que les interesa. Te sueltan la mierda, y tan amigos.
En fin. Continúo.
2°—Hay otro tipo de personas que dejan de hacer cosas que amarían hacer por pasar unas míseras horas con X gente. Hay otras que, por el contrario, no.
A esto lo llamo yo la cuestión de la prioridad.
No culpo a nadie. Y lo entiendo. También admito que me encantaría ser así. Lo juro.
No sé. Soy rayante, supongo.
Consiste en ser capaz o no de dejar lo que quieres atrás y hacer lo que deseas.
También esta la verdad de que puedes ir con esas personas cuando quieras, que por una vez, no pasa nada. Y lo entiendo. Y admito que es verdad. Pero no del todo. Porque a lo mejor un día, esa gente pasa. Se va a hacer lo que no hizo en su momento y no saca tiempo para nadie más. Algo totalmente improbable en mi caso xddd
3°—Por último, y no menos importante. Distingo otros dos tipos de personas.
Aquellos que entregan primero el cuerpo y luego el alma; y aquellos que entregan primero el alma y luego el cuerpo.
He de admitir, que yo soy de las segundas.
También es cierto que, a día de hoy, podemos pagar por cualquier tipo de sexo, y no tiene mayor valor.
Pero para una persona que se avergüenza de su cuerpo, el hecho de permitir a otra persona verla desnuda, tocarla, manejarla....entrar en ella.... es mostrar toda su vulnerabilidad.
Obviamente que hay personas que se sienten orgullosas de su cuerpo, y que envidia.
Y es lo primero que entregan. El problema llega cuando deben permitir que alguien les conozca....ahí es cuando los cimientos, tiemblan.
En conclusión, yo me he entregado ya totalmente a alguien. Esa persona tiene total poder sobre mí. Sabe de todo, me predice, incluso sabe qué me pasa antes de que lo sepa yo.
Le he permitido que me vea, por dentro y por fuera, le he permitido que me vea llorar, vulnerable, desnuda en cuerpo y alma.... y joder.
Él tiene el poder de cuidarme o de destrozarme y dejarme en ruinas.
También sé que, si decide lo segundo, nadie me llegará a conocer con esa profundidad.
Vosotros ya debéis valorar si merece la pena o no dar ese poder a alguien.
Gracias por leer mis desvaríos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario