Sergio.

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miércoles, 27 de enero de 2016

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Salió de casa, aguantando las ganas de ponerse a llorar. Se despidió de sus padres, les dio dos besos y cruzó la carretera.
Al entrar al polideportivo, las ganas crecieron, pero supo aguantar hasta que entregó la tarjeta y, después de eso, entró al baño de los vestuarios.
Una vez allí, se encerró con pestillo en el baño de la derecha, contra la pared.
Se puso a llorar. Por fin podía sacarlo.
Por fin podía echar fuera de sí misma el problema que sabía que creaba. El daño que sabía que ella sola implantaba.
Abrió el bolsillo del monedero de su mochila, sacando un pequeño objeto de brillo metálico.
La cuchilla de la noche anterior.
Se remangó. Las heridas aún recientes, dolían.
Y empezó a deslizar con fuerza esa hoja por el brazo en el sentido contrario a los cortes del día anterior. Creando nuevos y reabriendo los anteriores.
Mientras tanto sólo podía llorar. Sintiendo consuelo al saber que estaba recibiendo por el verdugo, ella, lo que se merecía.

martes, 26 de enero de 2016

Baluarte, MALDITA ZORRA.

Baluarte. De Elvira Sastre.

MALDITA ZORRA.

Estaba loca:
Su tristeza no era de este mundo,
a veces estallaba a reír cuando me lloraba sus penas
y solía enredarse el pelo cuando le iba bien.

Se pintaba los labios antes de dormir:
''quiero estar guapa para mis sueños'', me decía.
Luego se levantaba con el rímel corriéndose en sus ojeras,
como en mis mejores fantasías,
y me preguntaba la diferencia entre una nube y una ola.

Yo la observaba en silencio
-un silencio consciente,
pues ella era una de esas mujeres
que te hacen saberte derrotado antes de intentarlo-,
como si tratara de vencerla sin palabras,
como si esa fuera la única forma.
Ilusa.

En ocasiones
todo lo que hay más allá de alguien es superfluo
y todo lo que hay dentro de uno es redundante.
No lo sé,
le hubiera repetido un millón de veces por segundo
que era más guapa que un pájaro sobrevolando el mar
y que sabía más dulce que la caricia de un padre,
pero ella estaba loca,
loca como un silencio en medio de una escala,
y solo me besaba cuando me callaba.

Maldita zorra.

Solía decir que los peces eran gaviotas sin alas
y era imposible tocarla sin que gritara.
Yo lo disfrutaba: era un instrumento delicioso.

Cuando le decía que amaba su libertad
se desnudaba y subía las escaleras del portal sin ropa
mientras me decía que echaba de menos a su madre.

Cuando tenía miedo
se ponía el abrigo y se miraba al espejo,
entonces se reía de mí y se le pasaba.

Cuando tenía hambre
me acariciaba el pelo y me leía un libro
hasta que me quedaba dormido.
No sé qué hacía ella después,
pero cuando me levantaba ella seguía ahí
y mi pelo estaba lleno de flores.

Un día se fue diciendo algo que no entendí,
supongo que por eso empecé a escribir.
Me dijo:
no me estoy yendo,
solo soy un fantasma de todo lo que nunca tendrás.
Maldita zorra.
Maldita zorra loca.

Estaba loca,
joder,
estaba loca.

Tenía en su cabeza una locura preciosa.

¿Cómo no iba a perder la puta razón por ella?

Después de cerrar el chat de Whatsapp con su novio, no supo qué hacer.
Antes de que pudiese darse cuenta y tener total consciencia de lo que hacía, se levantó y abrió el cuarto cajón de su armario. De allí sacó la cuchilla del cuter.
Se sentó en su cama, pensando en la conversación.... en todas las anteriores. Se preguntó cuál era el problema.
Empezó a llorar.... pero en silencio. Como siempre hacía.
Se remangó la manga derecha y en su brazo limpio, empezó a deslizar esa hoja; primero con miedo.... pero según vió que se abrían y brotaba la sangre, con más ganas y fuerzas.
Dejando salir por ahí el dolor. La rabia. La angustia. Las dudas. La indecisión.
Era lo suficientemente cobarde como para no discutir con él, pero sí era valiente para cortarse.
Cuando por fin vio gotear la sangre al suelo, abrió un cajón de debajo de su cama, sacó las gasas y el esparadrapo y se curó el brazo.
Se tapó. Y se acostó.
Y así, empezó la primera de sus noches de tortura.

lunes, 25 de enero de 2016

Qué te pasa Sandra.
Qué pasó con tus días felices.
Por qué ahora sólo te dedicas a ver los días pasar.
Por qué no demuestras entusiasmo.
Dónde quedaron las ganas.
Por qué tan insensible aparentemente.
Por qué tan callada de repente.
Por qué tan cerrada de nuevo.
Por qué ese modelo como escala.
Qué coño ha pasado.

No lo sé. Realmente.... pienso que me he cansado de emocionarme tantas veces para nada, que ya no me importa nada.
Ya no echo apenas de menos las muestras de cariño.... ahora simplemente duele la confirmación de que sabías que no iba a haber ninguna.
Por qué lloras por la noche.
Por qué, mientras escribes esto, estás llorando.
No lo sé.
Tienes demasiadas preguntas y casi ninguna respuesta.
En realidad.... nunca te gustó que te ahogasen con preguntas.
Desde cuándo haces lo que alguien te ordena.... desde cuándo has bajado a ese subnivel....
Qué pena, Sandra.
Nadie estaría orgulloso.

miércoles, 20 de enero de 2016

La hora es incorrecta, lo sé. Pero es otro desajuste que cuadra con este desastre que soy yo.
Me veo gorda. De nuevo. Quiero ayunar. Quiero sentirme hambrienta. Quiero poder estar orgullosa de mi cuerpo, y no sentir VERGÜENZA.
Las depresiones nocturnas son horribles....en serio.
Te quedas sola con tu cabeza....y se te cae el mundo y el arsenal encima.
Ojalá pudiera pasarme un día entero llorando con alguien y contándole todo lo que odio de mí.... pero no hay nadie.
Me siento sola. Me siento abandonada. Me siento no querida..... tal vez sea todo lo contrario y me caiga chapa por esto....pero no veo la realidad...veo MI visión de la realidad.
Así que....si eres parte de mi realidad.... lo siento.
Ojalá no fuese así.

lunes, 18 de enero de 2016

,

Hay muchas veces en las que te replanteas seriamente si las decisiones que has hecho son las adecuadas o sólo lo has hecho por seguir un impulso momentáneo.
Si la situación en la que te hayas vale realmente la pena o deberías mandarlo todo a tomar por culo y cambiar todo radicalmente.
Si las personas que te rodean aportan algo a tu vida o, por el contrario, lo único que hacen es restar.
Si das más de lo que recibes o si es que te creaste demasiadas expectativas. Porque eres así, porque te gusta 'ponerle capa a personas que nunca han querido ser tus héroes.'
Algunas veces piensas que estabas mejor sola, que no te controlaban X actos y que si te rayabas, lo hacías sola y no debías dar explicaciones.
Pero otras.... te gusta el calor que proporciona la compañía...el 'cariño'.
Pero hay veces que sientes que todo va a escondidas. Y no puedes evitar pensar que... en fin. Por mucho que te lo expliquen. Es un tipo de rechazo; y ya te han rechazado muchas veces...pero nunca de esta forma.
Se viene todo encima. Pero no se dan cuenta. Te propones aprender a fingir mejor....y parece que, a base de práctica, mejoras. Ya no se dan cuenta de muchas cosas. Eso es que eres mejor en esa habilidad, que eres fuerte, que cargas de nuevo con lo que deberías callarte y no andar llorándole a los demás.
Y ahí, justo ahí, es cuando sale de ti un 'MUY BIEN. ESTOY ORGULLOSA DE TI.' Y joder, no veas qué bien sienta, y qué jodidamente satisfecha te sientes.

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Vives en un momento o situación que no sabes cómo llamar. Algunos te dicen que eso que tienes es más que oficial; otros que no, que parece que una parte se avergüenza.
Tú ya casi no sabes qué pensar. Tantas opiniones dispersan tu vista de lo que realmente es.
Otras veces, el panorama que sientes es que eres una pérdida de tiempo. Y te piensas muy seriamente si irte de sus vidas durante más de una semana.
Otras veces, te invaden los celos, el miedo, la incertidumbre. Por esa chavala que te habla y te cuenta cosas que....no te llegaste siquiera a imaginar; por esas imaginarias e hipotéticas situaciones que tú sola te creas; por esas amigas o ex-amigas. Por todo. Aunque también tienes tus motivos. Por mucho que te nieguen esos argumentos.

Ya no sabes qué porción de lo que te cuentan o aseguran es verdad y cuál no lo es.

viernes, 15 de enero de 2016

Reencuentro

Hola de nuevo. No creo que se me haya echado de menos, y suelo llevar razón en estas cosas.

Han pasado muchas cosas. Y he dejado límites en mí misma.

Me he vuelto a sentir despreciable, la última mierda y un jodido cáncer. Me he vuelto a ver hundida. Me he vuelto más callada y más cobarde. Y, sobretodo, mucho más desconfiada.

He sentido remover el pasado y los temblores que han venido con ello. He llegado a pensar que me sería usurpado mi lugar. He tenido miedo a quedarme sola. He perdido a mi mejor amiga.

También, como decía, me he marcado unos límites.
—Ser menos expresiva.
—Aguantar más.
—Callar más.
—Fingir mejor.
—Depender sólo y únicamente de mí misma.
—Valorarme más.

Algunos ya están puestos en práctica; otros los veo más jodidos.

En fin
Buenas noches.

viernes, 1 de enero de 2016

Sólo me baso en deseos. Antojos. Sucias esperanzas que son como los sueños irreales que tiene todo niño.
Todo se cierra con un 'algún día'. Todo se acaba dando al contrario la razón como si fuera imbécil para que deje el tema y se calle.
Pero así sólo se demuestra de nuevo quién quiere o da más en este juego.
Demuestra el interés que se tiene. Mientras que para una parte sería lo mejor del mundo. Lo más necesario, su puto salvavidas; para la otra tan sólo es un desvarío de una mente demasiado cursi, enferma y paranoica.

Sólo, y al fin y al cabo, son ilusiones falsas que te creas sólo. Mientras te asfixias en ese sentimiento que se denomina soledad. Y en el cuál te has sumergido sólo. Por propia voluntad.
Porque prefieres soportar el peso de sentirte solo a sentir el ahogo que acarrea decepcionarte una vez más.
Sólo intentas acallar ese grito que tu interior produce, que exige cariño. Que exige compañía. Que exige calor.
Y cuando pides....cuando solicitas ayuda para poder silenciarlo, lo único que hacen es darte una palmadita en la espalda y hacer que, añadiéndolo a la pila de mierda, tires para adelante con una mordaza bien encajada en la boca.
Porque siempre vas a salir perdiendo. Porque siempre te creas expectativas. Porque le pones capa a personas que no quieren ser tus héroes. Y tú sigues siendo un pequeño trozo de madera que pide ayuda para no ahogarse en ese mar. Y lo malo, es que ya nada te sigue manteniendo a flote.

A nadie le importan tus sentimientos. A nadie le interesan ni lo más mínimo tus antojos. Todos se quejarán de tus errores. Y cuando vean que te alejas, clamarán tus buenas acciones para volver a ponerte esa máscara sobre los ojos y que sigas atada a ellos.
Ni contigo, pero tampoco sin ti.
Me resulta muy egoísta.

Ahí es cuando llega el verdadero problema y tu mente te plantea una serie de salidas.
Ninguna te resulta factible. Porque siempre ha sido y, a día de hoy sigue siendo, tu mayor prioridad el hecho de que ellos estén a gusto y bien. Que no les decepciones.
Por eso mismo, siempre prefieres decepcionarte y hundirte a ti misma. Duele menos, supongo. Lo ve menos gente. Pero cada vez va siendo peor y te vas dando más y más asco.
Así que, dejas el último comodín bajo tu manga.
Dispuesta a usarlo si la ocasión lo permite.
Y sabes cuál es. Sabes cómo funciona.
Consiste en coger varias cosas que, juntas, crean un cóctel Molotov.
Y, lo peor de todo, estás entre ganas de hacerlo y asco por sentir que querrías acabar de una vez por todas.